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En primer lugar y en la base de ambos, un ingrediente fundamental: la ilusión. Si no nos mueve la ilusión y una buena dosis de optimismo, poco podremos hacer a la hora de estudiar los requisitos para montar una franquicia en España. Es cierto que seremos dueños de nuestro tiempo. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que parecerá poco. Es así por la cantidad de frentes que habrá que atender.
Lo primero que se debe tener claro es una base de ilusión, trabajo y optimismo. Además, los requisitos para montar una franquicia en España pasarán por saber qué nos gusta porque si es algo a lo que le vamos a echar horas. De hecho, será mucho mejor si esas horas que se invierten sea en algo que nos entusiasme. Lo haremos de mejor grado y eso se notará en el resultado.
Después, tendremos que ser conscientes de nuestra situación actual. Y por situación, debemos entender momento personal en el que nos encontremos. Puede que tengamos ya varios platillos dando vueltas (tomando por platillos, hijos, trabajo por cuenta ajena y algún que otro proyecto adicional). En este caso, tal vez no sea el momento más propicio para montar una franquicia . Es así porque a nivel práctico, podría constituir por sí solo, alrededor de tres platillos más.
Tras repasar esos puntos previos, seremos conscientes de si nos encontramos en el momento ideal para poner en marcha una franquicia y si nos mueve la ilusión. Si así fuera, lo siguiente será saber si cuento con los recursos económicos necesarios para acometer la inversión que nos requiere esa franquicia que tanto nos gusta.
En este sentido, cabe destacar que no todos los negocios requieren una elevada inversión. Sin embargo, hay sectores que, por su propia naturaleza y complejidad, hacen que ese montante inicial se eleve. Y no poco.
Estamos hablando de todo lo relacionado, por lo general, con el mundo de la hostelería y la restauración. Entendiendo éste, como los conceptos de restaurantes puros y duros. Y es que, dentro de este epígrafe, entran otros modelos que podrían llegarse a abrir con recursos económicos mucho más reducidos. Por ejemplo, este es el caso de las heladerías o conceptos take-away, tan en boga hoy.
También requerirán un mayor esfuerzo económico a la hora de abrir una franquicia aquellos otros que tienen una carga de stock importante cuya compra requerirá invertir. Este es el caso de las tiendas de moda o casi todos los conceptos retail.
Una vez comprobado que tenemos claro que queremos poner en marcha nuestro propio negocio, que tenemos las ganas y la iniciativa adecuada, además de los recursos económicos suficientes para emprender dentro del sector que más nos seduce, debemos preguntarnos si realmente la franquicia es la mejor opción para nosotros; es decir, si tenemos el perfil adecuado para ser franquiciados de una marca y estamos dispuestos a asumir el papel que nos corresponde.
El de franquiciado es una posición buena y cómoda para aquél que tenga un perfil a medio camino entre una mentalidad empresarial y funcionarial, pero tremendamente complicada para los que necesiten crear y recrear cada día.
Si todo lo anterior cuadra, solo resta ponerse a analizar el mercado y elegir la franquicia que más nos convenza, siendo muy conscientes de que lo más importante es que un experto en franquicia analice y revise el contrato que nos pase la central porque, en caso de conflicto con nuestro franquiciador, será el que evite una más que desagradable situación o que dicho enfrentamiento escale hasta los tribunales de justicia.